TEMAS:
- sociedad consumista
- introspección
- café
- experiencias perdidas
- los mejores errores
El mejor café del mundo se puede encontrar en mi taza blanca made in Thailand con el logo verder de Starbucks, a veces es café Nespresso, otras café Marcilla de cafetera italiana, otras veces es un té, otras leche con Nesquik, pero cualquier bebida sabe a café del bueno en esta taza blanca made in Thailand con el logo verde de Starbucks. Café del bueno, con azúcar integral de caña y una cucharilla de metal de Zara Home

Tengo que escribir sobre estos cinco temas, pero probablemente los dos últimos me los guarde para mi nuevo proyecto. Mi nuevo proyecto no tiene nombre, suelo llamarlo 5º libro, pero suena demasiado frío, 5º libro, 5º piso, 5ª copa de coñac. El archivo donde estoy escribiendo esto se llama “ESCRIBE BIEN copia”, porque lo primero que escribí hace 21.755 palabras se llamaba “ESCRIBE BIEN Y NO SEAS GILIPOLLAS”, la idea era escribir una especie de manual de escritura y vida, donde todo se mezclara pero ha terminado siendo una cosa autobiográfica que ahora mismo ocupa más de 80 folios a doble espacio. Tal vez mi nuevo proyecto deba quedarse, por ahora, con este nombre de “Escribe bien y no seas gilipollas”. Lo importante es no ser gilipollas. Lo importante es escribir bien.
Este proyecto quiere ser un imposible, mi gran obra hasta la fecha, todo en prosa, todo mi mundo y toda mi cabeza metida en un libro, introspección a saco, infancia, educación, perversidad, sobre todo perversidad, neurosis, miedo, temblor de manos. No una autobiografía, sino yo, una mezcla de todo lo que hay en mi mundo, en mi cabeza, de esas cosas que comemos, esas conversaciones, esos polvos sin pasión, esa cita con la doctora Sastre el 3 de marzo a las 9:30. Por supuesto ser sincero, por supuesto no aburrir, por supuesto negarlo todo el día que se publique y acudir a la ficción, la gente nunca reconoce lo que piensa de verdad, me refiero al lado oscuro, eso que sabemos que nadie aceptará. Hay que pasarse la aprobación de los demás por el literario culo.
Aspiro a un libraco de 400 páginas pero dudo mucho que llegue a pasar de las 200. No tengo tanto mundo interior, no tengo tantas ganas de escribir, aunque no tengo prisa, puede que esto sea lo último que escriba antes de morir.
No quiero morir sin saber lo que es un coma etílico, sin vestirme de mujer y dar un beso, no quiero morir sin correr desnudo por la calle (perdón, esto ya lo he hecho), no quiero morir sin encontrar un hueco en el mundo, una casita con jardín, un sol que brille para mí y para la caseta de mi perro, quiero recoger leña antes de que haga mucho frío. No quiero morir sin ayudar a un grupo de personas o tirar una pared a martillazos. No quiero morir sin comerme un limón entero con su cáscara (también lo he hecho) o sin saber lo que se siente siendo un pájaro, una hormiga, un pez espada y un caballo.
Sé que si pudiera comprar cualquier cosa que quisiera me moriría enseguida, triste y solo, llenaría el vacío con vehículos y hogares, con piscinas y gimnasios, con señoras de la casa y jardineros, bordaría mis iniciales en las toallas, madrugaría por placer y escribiría. Sería feliz y después nada.
Deja una respuesta